lunes, noviembre 14, 2005

Obsesión


Siempre quise fotografiar peces tropicales,
vivir en uno de esos carteles publicitarios
con palmeras y solitarios médanos
atardeciendo.
Pero a veces las historias se complican,
se enredan como hilos de un ovillo ignorado
entre la nieve de Chicago y un vuelo a China
que nunca partió conmigo.

Después de dos años de ya no verte,
de construir un mundo al margen del mundo,
de mecerme en el silencio
y esperar la noche como una bendición. Harto
de vigilar paredes y perseguir entre sombras
el movimiento mínimo de las horas alrededor del sueño.
Harto de descifrar el zumbido de los insectos
y los susurros de los amantes lejanos.
Dos años después de ya no verte
este parque vacío está enfermo,
se ha infectado como su nombre. Pero te juro
que haré más ancho el camino, te juro
que terminaré tomando ese vuelo
para encontrarte, lejos de esa psicópata
enamorada que se ha adueñado de tu nombre,
que se ha adueñado de tu aroma. Te juro
que terminaré compartiendo contigo
ese miedo maldito instalado en el abandono,
más allá de este parque vacío vestido de blanco,
frente al Frank’s chili dogs. Más allá de este parque
minúsculo y enfermo, testigo de una historia inútil,
culpable del imposible regreso al antes de conocerte.

Verte de nuevo, cada día volver a verte,
es cierto, a veces las historias se complican,
aunque finalmente nos espere esa escena en el aeropuerto,
entre gente y bultos moviéndose, esa escena
con el piano de Coldplay y The Scientist
donde tal vez sea posible que olvide
que una vez quise ser el protagonista
de un cartel publicitario.

No hay comentarios: