jueves, noviembre 10, 2005

Escaparate outlet



Dos inviernos ya desde tu mirada
en el pueblo artificial. Dos inviernos
desde tu atalaya de foco y cristal
presidiendo los secretos y las victorias.
San Google al fin, y buscar tu rostro
de pecas imantadas, tu pelo corto,
tus ojos de inocencia recién consumida.
Esas pecas... ¿serían artificiales también?
Y tu nombre, ¿cuál sería tu nombre?
¿te llamarías Karolina, o Daniela, tal vez,
o Ingrid, o Gisele? ¿vendría tu apellido
—como el de esas modelos imposibles—
del inevitable frío?
No sé por qué te recuerdo ahora, Karolina
—ya ves, necesito inventarte un nombre—,
ni por qué escribo sobre tu mirada
acompañándome en la soledad del verano,
cuando las calles rugían con peso de plomo.
Pero también ayer, con abrigo,
cuando era tiempo de apresuradas compras
para seguir en la rueda de nadie.
Tal vez escriba porque necesite creerme
lo que desde tu observatorio artificial,
edificado sobre un espacio artificial, prometes.
Lo que continuarás prometiendo siempre,
desde el fondo de las estaciones
que discurren sólo detrás de tu cristal.
Tu absurdo triunfo. Mi derrota.
Lo que sabes que necesito.
Lo que los dos sabemos que no existe.

No hay comentarios: