martes, mayo 26, 2009

Hay una maldición en esto de estar vivo



Hace días que el silencio no cesa
y las paredes desvisten su rostro
de almanaque y renuncia
y las palabras no dicen palabras.
Lo mismo que mañana no sabré más de mí,
habremos de ocultar nuestros lamentos
huérfanos del sueño de vagabundos
que nos perfiló a golpes
en su esencia más árbol.

Ahora que nos sabemos relojes
a bocajarro de la madrugada,
mi voz en el tumulto
es el eco de una puerta al cerrarse
camino de un retorno
precoz como los trazos del ayer,
inhóspito como la cima en el regreso.

Ahora que nos sabemos pasado,
ni siquiera sé pronunciar tu nombre
mientras espero que desaparezcas
y me digo que ya no pienso en ti.

Hace días que las olas tiemblan en los árboles
y las ventanas crecen de palomas
y nieve sobre escombros.
Hoy es el orbe y no tienes salida.
Hay una maldición en esto de estar vivo
que no la cura nada de este mundo

y me digo que ya no pienso en ti.

mayo 6, 2009