sábado, noviembre 28, 2020

Ella corre sola

Cuándo si no es ahora,
quién si no eres tú
(El Talmud).

Ella corre
entre paseantes jubilados y ciclistas,
hasta perderse más allá
de donde los arbustos rojizos y los pinos,
danza aérea amortiguada,
como una especie de profanación,
ella corre.
 
Entre dudas y relojes parados
tan lejos de ti
una vida entera pasa, la ves pasar,
tránsito fugaz su acontecer
de obsolescencia programada
hasta consumarse en la tierra.
 
Quién podría esperar ahora
algo distinto a la rutina
de ver pasar las horas
de ver pasar los años,
ella corre,
la ves pasar, la ves cómo sacude
la congelación que habita en nosotros

noviembre 26, 2020


Profundizar en el mundo

Cuando los días corren
abandonados a su suerte
de número trece y algodón
sólo se me ocurre dejarme llevar
y escribir como si no hubiera tregua,
como si sólo existiera la posibilidad
de mendigar un poco de luz
o una pizca de revelación:
cuando no vivo escribo.
 
Encontrarse entonces
entre dioses que crujen a cadalso
como puertas atrancadas
y seres que profetizan la muerte,
sigilosos, anticipándose a la noche
y a su sabor de óxido y lamento omitido.
Encontrar también pájaros,
pájaros azules, pájaros adverbios,
pájaros calificativos
en su llamada terca
tras el gran incendio del orbe.
 
Hacernos verbo después,
y en esa tesitura
ofrendar el agua seminal a la inocencia,
cantar la avidez del temblor,
maldecir la desdicha
del saberse a destiempo y tarde,
del saberse vida de vida ajena,
tachadura de tachadura,
palpitación que llama a un viento
que no vendrá
y ser consciente de ello:
cuando vivo no escribo.

 

noviembre, 2020


El año más largo

Y vamos en desbandada, sin rumbo,
preguntando en idiomas imposibles.
Sin casa y sin luz, vivimos de prestado,
esclavos de un tiempo a espaldas del cielo (E.S.)

Este será el año más largo de nuestras vidas:
este año tendrá trece meses,
trece, como invitados en la última cena,
pretérito presagio de un deceso.
 
Qué vertical el año, qué largas las auroras,
qué inmenso el manto que cubre el silencio:
gente ardiendo en cavernas,
muriendo en vacíos horizontales
entre palabras, aplausos, noticias
de zozobras y besos omitidos
bajo un grandioso y recobrado ozono
en el reino del frío, en la noche que no cesa.
 
Pérdida y, más tarde, más y más pérdida:
hacia qué lutos de tierra impasible
nos convoca este año,
hacia qué lienzo enmudecido,
negación, pudridero, ignorancia última,
como si nunca luz, nunca lujuria.
 
Trece, oscuridad, frío, pozo abierto en el pecho,
pérdida en cada esquina,
dos-cero-dos-cero, un año discorde,
Gaia alzándose frente al opresor,
el año más largo de nuestras vidas.
 
La sombra no siempre acaba en primavera.
 
 
 

noviembre 17, 2020

viernes, noviembre 06, 2020

Las señales (gambito de rey)



Úrsula, hay nieve en casa (Nudozurdo)

Labios,
labios sin besos,
distantes labios
en la orilla del otoño,
sin duda labios.


Te enciendes en la pérdida,
la pérdida es fría y no tiene fin, 
echas de menos unos labios,
disolverte inextinguible
en un vacío,
girar y girar en otro universo.

Señales, 
aurora y ocaso,
el espejo de la sombra,
noche, más tarde noche,
querer descontrolar, olvidar
el aire que fuiste.
Señales de ti,
laberintos irresolubles,
muerte un millón de veces.

Labios distantes,
señales de otro tiempo,
imposibles hogueras contra el frío,
imposible controlar la partida,
el gambito es de rey.

noviembre 5, 2020