lunes, abril 28, 2008

El imposible del poema

Se escapaba el aire de tus ojos
—era difícil arriesgarse,
olvidar a los difuntos de siempre;
era mejor la certeza falsa,
la mentira cruel de vivir ya nunca—,
y yo miraba al lugar de los que dicen.

Se escapaban la vanidad y el tiempo
—triste espejo, pájaro transparente,
penuria de vivir detrás de las palabras—,
y yo hablaba con sonidos de barcos lejanos,
y decía un nombre, una apariencia,
unos gritos entre lobos.

Se escapaba el aire de tus ojos,
se escapaba alguien como nadie
nunca podría.

Fue rojo el buscar, el buscar, no saber y ella.
Pero la luz disolvió su rumbo de armario
y nos trajo hospitales,
túneles en el cielo,
monstruos de números.

Aquello ahora era perder, saber
del imposible de nombrarte, del imposible
del poema.

Se escapaba el aire y nada decía,
se escapaba por siempre, para nunca.


abril 26 y 27, 2008