lunes, julio 31, 2017

Las mudanzas


Yo recuerdo también aquellos cuadros
japoneses de casa de mis padres
traídos probablemente de Melilla, junto
con una cama turca y la escena guerrera
de aquel tapiz con robustos caballos
y yelmos y lanzas descomunales.

De las estampas japonesas
olvidé los detalles, pero pienso en un lago,
con barcas y aves y una luna enorme
y el monte Fuji dominando todo.

Posiblemente estos recuerdos no sean
más que imágenes tomadas de algún
restaurante oriental que la razón confunde.

Las cosas que acumulas pueden sobrevivir
a las mudanzas, pero van desapareciendo
inevitablemente, sin que volvamos a saber de ellas.
Tal vez ése sea el motivo de que nos aferremos
a esos pocos geranios que rescatamos
de aquélla, su última casa.





julio, 2017