en esta mañana de domingo.
Hiela la tensión del azul
frente al marrón informe del suelo.
Roñoso el lápiz, vacío el papel,
reescribes palabras que hallaste
tras las solapas de un libro
—restos encallados en una balsa,
supervivientes de un naufragio—.
Ausentes las palabras,
en esta latitud unánime y silenciosa
que acompaña nuestros pasos,
cuando la tierra calla y espera,
reescribes aquellos interrogantes.
Preguntas que suenan hoy a ilusión,
a ladrido agudo, eco de otros ladridos.
Preguntas absurdas e innecesarias,
tan innecesarias como estos versos,
tan absurdas como esta manera de morir
que es escribir para nadie.
Mañana de domingo frío y gris
recomponiendo noches y nieblas que no cesan,
restos de mañanas pasadas.
Mañana de lápiz roñoso,
de papeles vacíos
y palabras ausentes.
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