Sería
mentira mi voz si te nombrara,
sería la
quimera de un refugio
construido
sobre el mar,
una casa con
vistas a una playa vacía
donde lanzar
guijarros planos
y ahuyentar
gaviotas.
Otra vez te
imagino en el momento cero,
incólume, lejos
de aquel fantasma,
ambicionando
algo de dignidad:
un tratado
de latidos a cuentagotas
que pudiera
contenernos más allá
y más acá de
nuestros soportales.
Sería
mentira decir que no te esperé,
decir que no
hubo fingimiento
o que fue
por azar aquel instante
en el que
dijimos adiós
y después
nada.
enero 16, 2024