sábado, junio 09, 2018

El Lamento de la Ninfa










Atizado por una música
de amoríos y guerras,
en la misma esquina de entonces,
en el mismo libro sin alma,
he pasado los años olvidando
la sordera del tiempo.

Y pienso ahora que tanto paraguas
fue inútil, que la lluvia
era la forma de la historia,
del bosque y de la lejanía,
lo que pudimos tejer entre sueños
a pesar del óxido derramado.

Mi memoria navega la resaca
de la misma esquina y del mismo libro
atizada por un lamento,
por una música de siempre.

Es eterno el Lamento de la Ninfa
(haz que vuelva mi amor
tal como antaño fue),
como también lo es
el que hoy –el que siempre–
leerá un poema a pesar nuestro,
cómplice anónimo de nuestra voz,
como nosotros ahora lo somos
–que me perdone el músico–
de Monteverdi.


                                                                                                  junio 9, 2018