El azul,
sobre cortinas y potos,
es la
frontera de la noche
lamiendo un
perfume antiguo.
Sensación de
manos arriba
y armas en tierra,
señales de
otro tiempo que la tarde revive.
Nuevamente
ver pasar otro sol
sobre la
atalaya de un jardín quieto,
el lugar
donde lees el pasado
cada vez que
te rindes al influjo
y,
desarmado, acumulas palabras
–esa suma de los significados
que siempre retorcemos
para conseguir que no nos entiendan–
para conseguir que no nos entiendan–
a modo de
inventario por derribo.
Es cierto que
una casa habita
sin nosotros
y a pesar nuestro,
también
que escribimos
para seguir girando
sobre las
movedizas arenas de los sueños,
también
que en la
frontera de esta noche
con sensaciones de manos arriba
y armas en tierra, nos parece
con sensaciones de manos arriba
y armas en tierra, nos parece
más cierta
aquella tarde, aquel jardín.
mayo 25, 2017