miércoles, febrero 25, 2009

Aquellos pequeños rincones

Las fincas frente al parque;
las oxidadas, tristes esculturas;
la oscuridad temprana
y aquellos pequeños rincones
propicios para juegos y parejas.
Los dos allí, paseando en la noche,
hablando de fractales,
del número pi inventando el mundo
—aún recuerdo aquel poema—;
los dos lejos, todavía, de aquí
y de este deseo de no pensar
cada mañana.
Recuerdo aquella tarde,
indiferentes cruzamos la noche.
No sabíamos nada de estos lutos.


febrero 25, 2008

miércoles, febrero 04, 2009

Nunca te escribí un poema

Escribo para ti estas pocas palabras
—tú que sabes de mí como bulto en la noche
y silencios de fotografía—
para decirte
con esta especie de literatura
—y tú dirás que ya iba siendo hora—
que aquel amor fue cierto.

Nos conocimos un verano
y no volvimos a vernos hasta otro.
Estuvimos entonces en las mismas trincheras,
en los mismos delirios, en las mismas canciones.
Luego vino la humillación del tiempo,
terrenos comunes que nos vedamos,
las cuentas de unos años que tú sabrás injustos,
la juventud ahora con tus hijos.

Aquel amor fue cierto, ya lo dije,
y tú sabes muy bien lo que me queda:
instantes hechos de palabras vanas,
un horario fijo que sabe a cárcel,
esa forma casi complementaria
de untar la mantequilla que tenemos
y mil sitios por ver que pondrás en tu lista
—siempre te gustó ser organizada—.

Escribo para ti estas pocas palabras
—al otro lado del ventanal
las luces del puente cubren la niebla
y los golpes metálicos
y las crines de centellas de las soldaduras
patrullan el techo de nuestra cama—.
Triste manera ésta de decirte
que aún sigues conmigo estando sola
—sólo es literatura—.
Tú seguirás diciéndome
que nunca te escribí un poema.


febrero 2, 2009