lunes, noviembre 14, 2005

Lucía en el silencio

 

Lucía en el silencio con diamantes,
rápido, hacia ninguna parte,
con veinte poemas sobre la espalda
y un arco iris en la frente,
diciendo que ése no es el camino,
y la luz del frigorífico muriendo
en un óleo de Klimt, donde una libélula
busca la fe de tu destino azul,
o la luz, una y otra vez, desvaneciéndose
entre cajas de cartón, descubriendo
a Venus con una linterna y un violín.

Qué prometer, Lucía, si te quedas,
qué sonrisa, qué día nuevo, qué árbol de pájaros,
qué oscuridad de estrellas y elegidos.
Para que no te vayas, Lucía, qué prometer,
qué hacer para quebrar el silencio y apartarnos
de este espacio de nada que cerca la nada.

Lucía en el silencio con diamantes
hacia ninguna parte.
Cuando al fin ya eres el fragmento de ti
que era otro, te preguntas si acaso tus palabras
fueron entonces fantasmas de la costumbre,
o si el brindis por lo que no será,
por lo que nunca fue,
habitará alguna vez la casa del misterio.


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