jueves, noviembre 10, 2005

Miserere

Hoy parece como si todo se agotara. Se agotó
la leche, se agotó el agua fría, se agotaron los misereres.
Hasta Paul Schwartz parece agotar la música
repintando corales y arias, como si todo se agotara.

Tal vez intente decir que debieran existir otras razones,
otros argumentos para justificar este vaso vacío,
este continuo arroparse de noche
mientras nos asentamos en la comodidad del carril
y del pedaleo siempre a rueda,
en la estúpida e insostenible excusa
de que lo lejano nunca será mejor.

Nada precede a esta ceremonia
en la que el pájaro se hizo jaula.
Todo se agota. Sí, puede ser. Tal vez por eso
nos parezca imposible seguir aquí,
recomponiendo
las ruinas de lo que nunca fuimos.

Nadie puede salvarme de mí.

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