Nos importan los vivos,
aunque el río nos duela
en la cerrada soledad de ese pensamiento,
aunque sean cadáveres jugando,
rostros de noche
en el tiempo monólogo.
Vuelvo a la razón y al río, lentísimo
y terco desde su conciencia cierta
de canto funerario.
Qué misterio en ese mapa que trazan
la lluvia y los hombres fluyendo,
rebuscando entre palabras de siempre
y nubes de polvo baldío
mientras el miedo late y mora entre nosotros.
Nos importan los vivos aunque el río nos duela
y el laberinto nos deslumbre
ahora que los cuerpos se tienden a esperar
como si creyesen nacer de nuevo
acabada casi la travesía.
Nos importan los vivos,
cadáveres jugando
y labios que aún tiemblan
en el cerrado abismo de estas letras.
abril 25, 2009
sábado, abril 25, 2009
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