viernes, agosto 29, 2008

A medida de la derrota

Parece que hay que nombrar,
que para seguir, esta atmósfera de rutina
requiere de este cuello
que se haga verbo y símbolo,
que designe, que diga y que llame
y con ello soñemos que creamos.
Seremos en la absurda perfección
de unos signos apátridas,
para encontrar en ellos algo que sea niebla
con nosotros, o laberinto poema adentro.
Hay que nombrar, sí, designar por una indefensa
luz viajera y una soledad entre sábanas;
pero también para afirmar, para proclamar
nuestra inocencia por mantenernos aquí
y engañarnos con la tinta de las ilusiones.
Porque vivir no basta y porque nos fue dicho
que este dolor crecerá conforme
nuestro triste saber vaya creciendo.
Nombrar, designar, decir,
expresiones tan sólo,
armas dispuestas en el campo de batalla,
palabras hechas a medida de la derrota.


agosto 29, 2008

miércoles, agosto 27, 2008

Urgencia y fantasía

Ponernos de acuerdo y encallar juntos, 
sostenernos para descender unidos 
por si fuera menester algo más, 
o que sean ventanas en nosotros 
y escribirte bajito 
como si nunca antes 
y ya no importara Constantinopla, 
ni la flor que se oculta en la palabra 
Alejandría. 

 agosto 27, 2008

lunes, agosto 04, 2008

Tratado de convencionalismos

Hubo un tiempo en que rogué por tenerte,
un tiempo en el que no eran posibles las mudanzas,
donde el desorden perfecto y el insomnio
buscaban un alivio
en el que enjugar todas mis derrotas.
Pero una cosa lleva siempre a otra
y otra a una más
y luego no sabemos qué nos trajo hasta aquí.
Y aunque sea convencional, ya dicho, previsible,
ahora nada importa demasiado
e interrogas al aire, al calor,
al gris plomizo ya noche del cielo.
Renegaré de ti, Dios,
por haberme concedido
aquello que te pedí,
aquello que ahora –los dos lo sabemos–
yace sordo y distante
igual que el giro que ya no esperamos,
como tampoco esperamos ya
el asombro de la carne herida
cuando recorrer tu cuerpo quemaba
y aquello era todo,
y si acaso no lo era
sólo eso parecía salvarnos.
Tardamos lustros en levantar nuestro
dolor más privado, minutos en relatar
la humillada explicación de una historia diaria
donde todo al fin fue indefensión,
promesa, desgarradura.
Tal vez te ame todavía
(cursi, convencional, ya dicho)
por eso renegaré de ti, Dios,
por haberme concedido
aquello por lo que tanto rogué,
renegaré de ti mientras celebro,
frente a la terquedad del pasado,
cómo la utopía del tiempo y su mentira
(convencional, ya dicho, previsible)
me devuelve la sed de aquellas horas.


agosto 2, 2008