martes, octubre 31, 2006

Intento de asesinato

Se me ocurre que ahora,
a pesar de nosotros,
podría ponerme a escribir. Escribir,
por ejemplo, —no soy original, lo sé—
del modo extraño en que tantas cosas
podrían haber sido
y quedaron lejanísimas, extraviadas
en ese lugar pantanoso
que es la memoria. O escribir
—sin que sepa muy bien por qué—
de la aspereza antigua
cuando caigo en la cuenta
de lo que hubiera podido decir,
o callar, tal vez, si hubiese apretado
con fuerza los dientes
y en silencio hubiese resistido
los embates de las ideas
y sus tristes argumentos. Escribir
para terminar repitiendo
este intento de asesinato
que sigue siendo la escritura,
la anacrónica inocencia que alguien
—ridícula, tercamente—
persiste en hacernos creer
que continúa siendo necesario,
cuando sabemos bien
que no es más que otro truco:
la ráfaga de viento
que por unos instatntes zarandea
—apócrifa ilusión—
a unas sábanas tendidas.
Escribir,
haber dejado a un lado el miedo
que dio vida a esta muerte
para terminar comprendiendo
que nada quedará.

octubre 31, 2006

domingo, octubre 22, 2006

Pequeño poema perdido (canción suicida nº 5)

Mes de julio,
mientras los coches vienen y van
como las llamas en los resecos pinares;
cuando el instante no tiene dueño
y uno intenta ponerle nombre a su vida
pulsando un deseo remoto
escurrido en el tiempo.
Mes de julio,
en el caer de la noche,
para no decir abismo
y dejar que la escritura –aún misterio
y laberinto– hable por sí misma.
Despacio, después de tantas tardes,
después de tanto olvido.
Si ya no esperas más de ti.

julio, 2006

sábado, octubre 07, 2006

Sueños no dormidos

Te busco
–demolición de agua, danza de moradas al viento–.
Fue certeza la piel y el mar midiéndote
como la noche piloto de duendes, vagando dragones.
Gaviotas del reposo en las cimas,
te busco.

He de hallarte.
De los sortilegios escalo barandas,
días como señal he dejado, señuelos en las redes.
¿Serías posible tú –luz nival orbitando mi noche–,
serían posibles los bosques agitando nubes sin ti?
He de hallarte.

Te hallaré.
Habrá barcos con altas banderas como perfume de otoño,
estallarán las olas tras nuestros pasos, sueños no dormidos.
Porque nadie –tú menos que nadie–
se atrevió a decir que ese fruto germinó de las lágrimas
de una mujer enamorada,
te hallaré.

octubre 7, 2006

viernes, octubre 06, 2006

La tierra blanca

Me pregunto si este lápiz que alguien dejó aquí olvidado
repetirá algún día estos gestos, si este lápiz desierto
abrirá alguna vez tus ojos, y si este papel
consumará la ceremonia tocando de nuevo, reiterando
las mismas sombras, como quien, sobre esta tierra blanca,
intentase encontrar el poema
y no pudiera más
que dejar correr el tiempo.


octubre 5, 2006