jueves, noviembre 10, 2005

Esquinas carcomidas

Hay un niño esperándote,
entre un vuelo de libélulas,
en el mínimo espacio desgastado
de un pupitre de metal y madera.

En la esquina extraña y cómplice
que la recreación del espacio
y su velocidad preservan, hay un niño
que levanta su mirada para encontrar
tu imagen vertical y su contorno
de puñaladas certeras.

Hay un prólogo oblicuo
de noches tartamudas y uñas mordidas
donde un niño te espera,
un niño que no sabe del dolor absurdo
de habitar las yemas de la vida
en los ordenados párpados del tiempo.

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