miércoles, mayo 24, 2006

Palabras para Eva

(Para Eva Cassidy, en memoria)

Quedan cantos intactos de tan libres;
quedan arpegios de guitarra
nacidos entre nieves perpetuas;
queda también saber de lo fugaz
y de palabras de ida y vuelta,
sin abalorios, como si alguna vez
llegásemos a nombrar.

Y todavía existe estar, ser en ti,
no el consuelo antiguo de lo cercano
y la temperatura
subiendo y bajando un goce efímero
por orden de la costumbre.
Y te recuerdo,
para ti, de cerca, entre hojas de otoño
y un sol naranja y oro
creciendo flores con el universo.
“El tiempo es el mejor cicatrizante”
—dijiste—, y yo sin saber por qué
tu voz desandándome como si anduviese,
rajándome como si fueras El Poema.

Habrá nieblas en el alba,
árboles lejanos, telarañas y señales
en la luz de lo que fue y es
y envejece, a punto de sangre,
sin barandas. Y esto de ahora,
detrás de nadie, no será. No será,
pero si lo fuera, que lo fuera en silencio
y tu voz sea el silencio que cuente la historia.


mayo 23, 2006

viernes, mayo 19, 2006

Hombre que dice adiós

No cae la lluvia de este cielo de goteras,
no se extingue la noche bajo la luz del alba,
no habrá más palabras que entretejan sus raíces
en esta tierra sin verbo ni asomo de asombro.

Dijimos que la vida tenía las facetas
de un poliedro vencido,
que cada misterio nunca exhibía
definitivamente sus razones.
Lo intentamos,
ignorantes del mundo y sus designios,
poseedores de quimeras, a tientas,
lo intentamos,
aunque no supiéramos decir nada.

Si has decidido al fin partir,
limpiar el salitre de tus alforjas,
renunciar a tus rastros venideros,
si de verdad te irás, llévate contigo
la canción sin palabras de tu lluvia,
tus brazos siempre cerrados
de tan abiertos, el bosquejo sinsentido
de ti mismo. Si decides marchar,
desistir de este tiempo de desguace
con la culpa de lo extraño en tu frente,
aquí y ahora, llévate tu pedantería
y tus boletos hacia cualquier otro lugar
donde no existan orden ni sintaxis
frente a todo. Ten dignidad, di adiós,
que ésta sea tu última sacudida.
Serás entonces
el derroche más inútil,
el sintagma vacío,
porque ya no escribes.

mayo 19, 2006

lunes, mayo 08, 2006

Para que no me recuerdes

Estabas durmiendo
en la ignorancia más luminosa.
Bajo una calma sin principios
enmendabas ancestrales liturgias.
Estabas resquebrajándote
en otra pérdida,
trazando mapas sin tesoro
contra el inevitable legado del futuro.
Antes de emprender esta travesía
de extinción lenta
negabas todo nombre.
Estabas agotando
—como cada día— tus últimas dosis
alargando una sombra sobre la razón,
pero la razón —siempre lo supiste—
era un caballo sin rumbo y sin amo.


mayo 7, 2006