La casa del misterio
agoniza
—aquí tampoco hay nadie en absoluto—.
Se extingue a borbotones,
inasible.
Pero estás, la llevas a cuestas,
o acaso eso supones
cuando te preguntas qué quedará
más allá de los sonámbulos
que todo lo cubren.
miércoles, septiembre 28, 2005
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