Tú y yo nunca estuvimos aquí
trastocando a veces nuestro espacio,
gastando nuestras monedas
en imperturbables ruletas.
Tú y yo nunca giramos
nuestras manos en el aire
para dar cobijo a nada en absoluto;
nunca desordenamos sentidos ni estirpes,
ni hicimos cuentas de muebles,
alquileres y fiestas, porque
—eso dijimos— no había motivo.
Si entonces nunca ni estuvimos,
tú y yo, en el fondo de la nada,
recordando un tiempo futuro
que no alumbraremos.
miércoles, septiembre 28, 2005
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