viernes, octubre 28, 2005

Desafinado

La estancia que me conoce
está en el este, espacio
donde el agua se hace duna
y el aire gira sobre el azul.

Llevo una carga de historia
que habla de mar antiguo,
sin dueño, lleno de diablos
y duendes
que no me pertenecen.

Vengo y voy hacia la nada, límite
donde arrastro un idioma que se
resiste a copular y pare sirenas
desgraciadas.

Mi mirada atisba infinitos acordes
desafinados
que cierran todos los horizontes.

Tengo una armadura que limita
hacia el norte con la noche,
donde no cesa de gritar una ilusión
que no sabe de amaneceres.

Palpo tu cuerpo en la oscuridad,
caballos salvajes que me dominan
y me hablan de una libertad ficticia
que chirría y busca tu vacío absurdo
en la estancia que me conoce.

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