El poema asesina a la tarde,
el poema te corrige, piensa, vive solo
y cree sólo
en lo que no es abismo y tiempo.
El poema sopla una trompeta con sordina
donde no hay razón, verbo para esta ofrenda,
para esta ofrenda en la que tú aún estás allí,
en la habitación sin paredes, balbuceando,
diciendo nada,
porque el poema no se deja ver,
porque el poema no nos deja vernos.
Y he aquí que los ángeles escogieron marchar
y he aquí que ya sólo hay cadáveres,
y aunque estemos alejados del frío
no es posible volver a amar.
El poema es la razón.
agosto 4, 2006
viernes, agosto 04, 2006
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