Cuando ya no hay nada que compartir,
todavía sustancia frente al tiempo,
destituida, quizá, de su conciencia,
la metáfora sigue.
Tú has visto cómo se quiebra un poema,
tantas y tantas veces
sin remordimientos los has destruido
para que también las palabras sean,
en esta soledad, sólo memoria.
La inmortalidad no es fácil, lo sabes,
por eso te preguntas a menudo
por qué no bastará con la lectura.
Ahora nada es igual y lo es todo,
después será el pasado,
secretos sin sentido solamente,
los abrazos nocturnos de lluvia y dormitorio
al ritmo cansino de la rutina.
Todavía muerte frente al silencio,
la metáfora sigue.
agosto 30, 2006
miércoles, agosto 30, 2006
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