miércoles, junio 03, 2020

P.D.


Te recordaré siempre
vestida con aquel pantalón blanco
tan alto de cintura. Tu delgadez extrema,
tu inocente fragilidad en la barra de aquel bar
que tanto frecuentábamos, la copa ancha, y tú
—chin-chin y una exultante sonrisa—
bebiendo a pequeños sorbos
aquel cava barato. 

Más tarde —¿lo recuerdas?—
me confesaste que no te gustaban
ni el alcohol ni las burbujas.

No sé qué fue de aquellos pantalones
ni de aquellos lugares. Todos ellos
desaparecieron. Como nosotros.

Hablo del humo que fue brasa
y antes invierno,
hablo de secretos aprendidos
y más tarde olvidados.

Siempre supimos que no duraría.

Nadie nos llorará. Nadie sabe
de la ciega presencia de los muertos
que caminan sus últimos recodos
entre dilemas y esquelas sin nombre.

Recuerdo los dibujos de los pájaros en el aire,
recuerdo que rompí las cartas aromáticas
aunque sigan aquí, sin evasión posible,
sin tiempo ni edad que declarar.

No queda más recurso que olvidar el combate,
pero qué raro este viento tan conocido,
qué raro estar aquí. Estar aquí
recordando unos pantalones Chaplin,
tu cintura adolescente
y el color dorado y níveo
de aquel cava barato.

No es casualidad que con la lluvia
las ilusiones perdidas y aquellas cartas florezcan.

Historias de cualquiera en cualquier tiempo,
cartas sin destinatario conocido ni remite.

P.D. Si no me escribes no me importará.
  

mayo 31, 2020

No hay comentarios: