
Absurdo
como haber llenado los bolsillos de versos y remiendos
y no saber de qué otro modo poder seguir tirando
una vez que las estrellas y los circos
se desvanecieron.
O como haber pasado una guerra
y en el blanco y negro posterior deambular entre líneas
con las armas intactas, sin enemigo ni bando propio,
deseando abandonar los adjetivos.
O como haber sido, y ahora bajar
para continuar bajando, a contrapié,
hacia un tiempo de palabras disecadas y árboles
que a coro recitan despedidas suplantando todo
hasta convertirse en ti.
Tan absurdo
como decir “te quiero”
o “hagamos el amor”.
Son sólo ejemplos.
febrero 23, 2006
No hay comentarios:
Publicar un comentario