lunes, enero 02, 2006

Ha venido el viento

Ha venido el viento,
un viento de tarde,
un viento ileso
de patrias ocultas y mecedoras.
Macerando arcos de infierno y luto
sobre las terrazas abandonadas,
alejando de nuestro lado un rastro
de hojas indecisas, renovando
el acre color a banderas en soledad,
ha llegado el viento.

A lo largo del viejo cauce
los vestidos, picantes, se agitan:
ha venido un viento insomne, un aire
de granito
golpeando nuestros rostros de adobe.

¿A dónde nos convoca este viento?

Sobre la tierra seca la luz se ha sometido
y el espacio ha derramado un vaso sin fondo.
Límpida de espanto, Selene colecta su herencia.

Signo de lo que no vendrá, ni echará raíces
en esta tierra, todo cuanto sé, este viento
parece querer llevárselo.

Ha pasado el viento,
—¿será acaso tu mirada la mía?—
un viento que ha construido en nosotros su necrópolis.
En el cielo inmóvil pían los osos.

diciembre 31, 2005

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