martes, diciembre 27, 2005

Mirada invernal

Valencia, con traje de lana,
doblando una luz perenne
sobre un rastro de partituras. Valencia,
en la Gran Vía del Marqués del Turia,
donde los estorninos vuelan el aire de los ficus
como un banco de peces
por encima de las gentes y sus tráficos.

Esas casas andamiadas,
el jardín, el arce, el camino,
las tardes de oficina:
estatuas que viven sólo
a la hora de los basureros,
palabras que no saben decir
lo que cabe en estas manos.

En esta ciudad yo soy ahora
una mirada exangüe,
un título honorífico
incapaz de llenar un plato.
Yo soy ahora, en Valencia, aquel exilio,
los despojos de un atropello
que nadie se atreve a retirar.

Avanza descalzo el incendio
por las aceras, y es invierno
y esto es Valencia, y su luna
cavando el color de una sombra
a paladas de víspera.


diciembre 24 y 26, 2005

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