jueves, enero 05, 2006

Deseo



En tanto yo escucho acordes
de viola y cielo,
tú siembras una llama vertical
untada de escombros inocentes.

Y fuese lluvia de árboles en celo
el suave quebranto de cerros fugitivos
sobre el manso discurrir de tus bebidas.
Y fuese llanto indeciso tu rostro aún
plegado de luego en el nosotros.

Pero yo vivo en otra muerte,
en otra serenidad quieta de puro fulgor:
saber que no conoceré otro silencio
más afligido
que el dolor de tu casa cerrada
de par en par.



enero 5, 2006

3 comentarios:

José Antonio Pamies dijo...

Hola Enrique, poeta, encantado de pasar por tu blog y detenerme en estos versos que me llegan de verdad amigo, ese final lo he sentido con fuerza y me ha gustado.

Los dos primeros te los he leído y comentado donde tú ya sabes; de paso te invito también a mi propio blog, a ver qué te parece lo último que estoy haciendo.

Un abrazo.

enrique sanmol dijo...

Perdona mi mala memoria, pamies, pero aunque me suena tu nombre no logro recordar dónde se cruzaron nuestros rumbos. Lo siento pero tampoco sé a qué te refieres cuando dices:

Los dos primeros te los he leído y comentado donde tú ya sabes;

Me pasaré por tu blog a ver si soy capaz de desfacer este misterio...

En cualquier caso un saludso y gracias por leer y comentar.

José Antonio Pamies dijo...

ajá, creo que ya descifraste ese enigma, me gustaron mucho los últimos ("los dos primeros" del blog), ya sabes donde te los comenté...

un abrazo, valenciano