El árbol es
un zumbido de abejas
frente al
ventanal de las esperanzas,
como
nosotros en aquellos
patios de
colegio y cacería
cuando el
universo era sin fronteras.
La mañana
sin viento tensa hoy
el arco del
recuerdo. Pero
qué ventana abrir
que de ti aún fluya,
hacia dónde
girar la mirada
si la luz es
breve y nos dirige
hacia una
playa en el frío.
No hay lado
bueno que elegir entre
nombres indiferentes
y arenas que
ocultan nuestras derrotas.
Olvídalo ya.
No pienses lo que otros
dijeron, esta
declinación es sólo tuya,
como tuya
será la dignidad
de tus
palabras frente al mar.
Sube el
murmullo de los coches tras las ventanas,
irremediable
invasión a oleadas
de un tiempo
de semáforo y desierto en el aire.
El árbol,
las abejas, quedan lejos,
lejos los
patios,
la luz es
breve,
breves mis
días
en la
certeza de estos fantasmas
que hoy nos
convocan
frente al
cristal.
marzo 5, 2016
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