domingo, abril 15, 2007

El destino teme a los valientes

El destino teme a los valientes
y se ensaña con los cobardes
(Séneca)

Las mismas vistas, la misma ciudad,
todas esas mentiras en los mismos papeles.
Sólo la noche desde la ventana.

Me digo que es muy tarde para tanto dolor,
para tanto estar en todas las sombras,
para tanta y tanta desolación.
Como se teme el dolor o la vida
—ese caótico deambular
sabiéndonos muertos e indiferentes—,
lo que tantas veces temí soy ahora.
Hablo de lo que nada puede hacerse,
de los recuerdos a uno y otro lado de la luz,
de una mirada tan antigua
como la memoria de los árboles
y un desamparo de piedra y días
donde sólo tu cuerpo te acompaña;
hablo, al fin, de deambular entre poemas, cuando
llamarte es la excusa que ya no busco.

Entonces, dime:
¿qué teme el destino de los valientes?


abril 13 y 14, 2007

3 comentarios:

rapsodas dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
e g f c dijo...

encuentro muy cercano el punto que tiene este poema, en particular. aunque sigue pareciendo raro que me guste todo, todo lo que escribes. ¿qué tal? ¿cómo va todo? no sé si alguna vez escribiste o publicaste un libro, estoy interesada como tu mejor postor

enrique sanmol dijo...

Se me pasó este comentario, Neu. Posiblemente porque el número era par... no sé. Tampoco sé si alegrarme por la conexión con mis poemas, porque las más de las veces son atormentados...

Sólo escribí un libro, compartido con otros dos poetas (una poeta argentina y un poeta cubano), se titulaba Aldaba. En la actualidad prácticamente reniego de todo lo que allí escribí... Cosas del tiempo.

Un saludo y gracias por pasarte por aquí.