Lames en la tarde un sueño de pájaros.
Era preciso que volvieras, desde los escombros,
a esta tierra cercana a la noche
donde las brasas no queman, donde
siempre habitó —delirante— el rocío,
y yo cabalgo y voy, y yo cabalgo y vengo.
Era preciso dejar correr el río blanco, aquí mismo,
en su fábula, como creíamos; en su fábula
parecida a un loco hecho para ti. Natural y terrible
como ese loco que sabe del sonido verdadero
mientras tú, entre naipes y pájaros,
lames en la tarde el sueño que nos protege.
Enero es frío sin compañía. Era preciso.
enero 7, 2007
lunes, enero 08, 2007
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