sábado, agosto 28, 2010

El asesino



He estado volando hacia mares inexistentes,
entonando melodías prestadas.
Hay demasiadas cosas
que parece imposible encontrar en una canción
y tú sabes que no podemos seguir viajando
sobre sonidos de guitarra y luto,
atravesando piedras que marcan las distancias
en las que nunca avistamos la luz.

Posiblemente
fuera una casualidad encontrarte,
—todo el mundo sabe que ya hace tiempo
que aquella estrella se extinguió—,
posiblemente
fue una fatalidad escuchar a Neil Young
con sus alas de roca y la luna en cuarto menguante
y su rastro secándose en la voz de aquel cielo
en un intento de alejarme del peligro de aquellos ojos,
dejando constancia que ya no había
casa alguna esperándonos
al término de nuestra marcha.

Mientras me observas volando perdido,
sin ti, bajo la espada de estos versos,
me pregunto en qué verso podría yo guardar
algo de aquella música,
esa música que hierve en las lunas de Ontario
—¿la viste abriéndose paso entre nadie?—.
Cuánta música en la espalda del norte
que nunca vimos al final de ese corredor
—lo intenté, tú lo sabes,
estuve intentándolo tanto tiempo—,
cuánto desamor, cuánta espera,
cuánta música
....................y tú sigues huyendo,
tú sigues corriendo hacia mí,
desde hace tanto tiempo.

Neil, qué asesino.

agosto 28, 2010

2 comentarios:

Luna dijo...

La mùsica, y su lenguaje.
Las 'causalidades' que encuentran.
Este poema, que como los demàs, llegan, y se siente tan cercano.
Un abrazo Enrique, Luna.-

enrique sanmol dijo...

La música y la poesía, la poesía y la música...

Me alegro que este poema calara en ti, Luna.

Un cordial saludo.