.
Esa copa de cristal ya fue escrita,
como también el sorbo,
su sabor brusco y frío
que condensa la niebla.
Y el rumor batido e ingrávido
de ese tren alejándose;
su asimétrica paz,
antes de dar a luz
un eco de silencio.
Y aquella soledad de los hoteles,
con sus catálogos de monumentos
ocultos entre anuncios
de tabernas y cabarets.
Una vez más
tropezamos con la noche impasible
apilando palabras y temores,
cuando sabemos que todo fue escrito,
cuando estar aquí, solo,
es un intento absurdo
de renunciar al peso
para caer en falso.
agosto 8, 2010
martes, agosto 10, 2010
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2 comentarios:
Hola Enrique, las imàgenes se 'ven' màs allà de lo que inducen.
Me siento torpe al querer expresar lo que me provoca la lectura, que como siempre, me atrapa.
Un abrazo, Luna.-
Muy agradecido, Luna, por tu paso por este espacio y por ver más allá de las palabras.
Un cordial saludo.
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