sábado, marzo 08, 2008

Tránsito

No fue la vida lo que llamó mi atención
sino más bien la muerte,
y con ella creí entender sus alrededores,
ese narcótico paisaje azul
en el lejano esplendor del crepúsculo.
Vuelve a la sangre la primera sangre,
al comienzo todo lo terminado,
y es tuyo todo lo oscuro y la claridad,
la edad de los molinos y los patios.
Como si hubiéramos muerto encendidos
vamos hacia un reposo que no existe,
perdidos en el útero
de un dios de vaticinios, venganzas y misterios.
No te extrañes si después de ti no hay después,
nada que añadir a este desencuentro.
Qué puede decirse entonces aquí y ahora
entre mi verdad y una culpa sin puertas
y este silencio angosto y paralítico.
Fue la muerte, no la vida,
y todo lo que fue fueron palabras.

marzo 8,

4 comentarios:

Sirena Varada dijo...

Y tanto que "todo lo que fue fueron palabras"...
Es grato encontrar en los lugares más insospechados y solitarios palabras de dicen nada y lo dicen todo.
Un poema precioso.

enrique sanmol dijo...

Muchas gracias,sirena, por la visita y el amable comentario.

Un cordial saludo.

jochen dijo...

muy bien este poema,junto con algúnos otros de por aquí,tú tienes que estar publicando,por que con toda la basura que se publica hoy en día como poesía premiada,poetas como tú son necesarios para revalorizar el género.

enrique sanmol dijo...

Muy amable, jochen, por el gran apoyo que significan tus palabras. En realidad no he pasado de publicar algún libro colectivo... tampoco es que me haya propuesto seriamente lo de publicar a título individual, lo que, seguramente, estaría plagado de obstáculos que en estos momentos se me hace muy cuesta arriba afrontar. Gracias otra vez y un cordial saludo.