sábado, julio 15, 2006

Como todo el mundo

Como todo el mundo
yo una vez pensé
que era posible viajar sin maletas,
evitar los viscosos valles
de la desazón y el vértigo, los valles
que me hablaban desde una cúpula,
desde la altura
donde todos los juegos son uno.
Uno más entre los demás,
como todo el mundo,
yo he tomado de un trago,
irremediablemente,
toda la noche que podía contener un cuerpo,
y dejé de lado el absurdo
de los pensamientos que me alejaban,
que me llevaban siempre de agujero en agujero.
Si no fuera el tiempo sería el grito
—tu desnudez es el único resplandor,
el único despojo, que no ensucia la luz—,
si no fuera el tiempo sería el grito
y el infinito asustado gritando
como si un intruso reencontrara
en un instante todas las facetas
en el vacío altar de los deseos.
Como todo el mundo
yo una vez pensé que sería bueno
ser uno más, y estar allí
repitiendo frases sin interrogaciones,
y de repente
la mirada iluminada de una pelirroja inmensa
contradiciendo quién sabe qué axiomas,
y Dios observando como uno más,
como todo el mundo.

julio 15, 2006

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