lunes, diciembre 12, 2005

Respirar, sencillamente



Todos esos pensamientos
sobre lugares remotos;
todas esas mujeres
demasiado parecidas
a lo que siempre habías imaginado;
ese impulso, aquella locura
cercana a la perfección;
el escalofrío de la pena
por saberse distante
del mejor camino para surcar la lluvia;
lo que significan dos tazas de café
sobre la mesa de una cocina;
algo que jamás podría suceder,
como el desenmascaramiento
de la absurda mecánica celeste;
todos esos cuerpos lejanos
plenos de caricias;
esa expresión de asombro
en el continuo estar marchándonos, aunque
sigan conmoviéndonos algunos pensamientos
que asemejamos a revelaciones:

desairados —más o menos,
no pretendo exagerar la nota—
aceptamos lo que la corriente, monótona,
va deparándonos. Y frente a ese discurrir:
respirar, respirar sencillamente,
dejando que el azar siga su curso.
Hay ocasiones en las que yo mismo
incluso me lo creo.


diciembre 12, 2005

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