Recuerdo aquel encuentro al borde del abismo, desmoronados, bajo la tormenta, cuando nos parecía todo tan tarde, y todo era presente. No buscábamos nada más allá del instante, de ese encuentro sin testigos en la privacidad de un acantilado: la caída, nuestros pies temblorosos, las preguntas, el azul de la noche naciente, aquellos perros ladrando en la distancia, las dudas; lejos de cualquier final y de los orígenes. Lo recuerdo: el asombro por permanecer arrasados en ese lugar, dubitativos, preguntándonos si debíamos marchar o permanecer allí, alejados de la historia y del futuro, como si todo fuera posible. mayo 29, 2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario