Este que en
el borde vislumbra
otro
crepúsculo aún más huraño,
como si la
puerta iluminada
fuera la
forma helada del camino.
Este del
despertar oscuro y lento
como trenes aproximándose
en la noche
de estrellas limpias,
su luz de tinglados
ocultos
y aviones
que se llevan tantas cosas que callan.
Este que
aligera el paso entre
ruinas y
espejos que muestran a otro
danzando en
espiral tras un sueño tapiado,
con mujeres
que discurren como canciones
inconexas.
Unas barcas también
en un verano
que siempre otoñaba.
Todo este
transcurrir girando
y girando y
este aquí y ahora
estúpido y
perdido como piedra en el aire
en la
profunda niebla del recuerdo.
mayo 20, 2017
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