Si tan sólo
pudiera mover un dedo
en otra
dirección,
el papel dejaría
de mostrar
todas mis
culpas.
Si tan sólo
pudiera no seguir esperándote
trazando una
y otra vez las mismas curvas
de los
mismos caminos,
esta música
no se repetiría más.
Pero tú no quieres saber de compañeros de crímenes,
de muertos anticipados a la propia muerte,
porque tú no
quieres saber
nada que no
sea este continuo desencuentro.
No hay vuelos disponibles hacia esos destinos
apartados de esta desolación.Un día, antes de este olvido, fuimos sol y verbo,
esperando cada
noche un mensaje
que nunca llegaría.
Así fue como
nos desperdiciamos.
Pequeñas
horas, estúpidos versos.
Este dolor
es cuanto sé de mí.
diciembre, 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario