
Todavía es verano,
noches coqueteando con el frío,
calles que mantienen las sandalias de milonga
y un regusto acre cosido a la garganta.
Las palabras son flores de septiembre
convocándonos al regreso.
Es tiempo de ser puntual a la cita,
de plegar la ropa, de hacer maletas.
La música continúa sonando,
pero ahora tú y yo hemos perdido
el pentagrama,
ese pase de tribuna que Alguien
—si acaso ese alguien existiese—
nos dejó prestado entre ladridos en la noche.
Cómo me gustaría haberte pensado antes,
mucho antes de que compartiéramos
esta fábrica vacía de estrellas,
esta ruleta que llamamos mundo.
Todavía verano.
A veces tengo miedo de que existas.
septiembre 10, 2009
noches coqueteando con el frío,
calles que mantienen las sandalias de milonga
y un regusto acre cosido a la garganta.
Las palabras son flores de septiembre
convocándonos al regreso.
Es tiempo de ser puntual a la cita,
de plegar la ropa, de hacer maletas.
La música continúa sonando,
pero ahora tú y yo hemos perdido
el pentagrama,
ese pase de tribuna que Alguien
—si acaso ese alguien existiese—
nos dejó prestado entre ladridos en la noche.
Cómo me gustaría haberte pensado antes,
mucho antes de que compartiéramos
esta fábrica vacía de estrellas,
esta ruleta que llamamos mundo.
Todavía verano.
A veces tengo miedo de que existas.
septiembre 10, 2009