Lo recuerdo cubierto de niebla,
una niebla tersa, una niebla propicia
para extraviar pieles y misterios
y habitar los versos más tristes.
Pero todo está bien por aquí. Quiero decir,
aunque la alquimia donde encierras tus misterios
siga persiguiéndome, y no pueda abandonar
los aeródromos en los que nunca nos despedimos,
todo está bien contigo.
Dios, dame al menos
un viento clandestino, un viento de helicópteros
y apocalipsis, de estrellas azules
y calendarios de contrabando, más allá
de este dolor de sílabas y papeles arrugados.
Y es Valencia, y esto es el tiempo que no pasa
y mis manos transparentes como una habitación de hotel
y el silencio que nos une en su perfección sumergida.
Allá arriba hay ruinas que todo lo saben
y un lenguaje que es verdad. Aquí
tu rostro ya no es el tuyo, y el poema
es un mapa tallado en una roca que no existe
pero que llueve.
diciembre 6 y 7, 2006
jueves, diciembre 07, 2006
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