(Les feuilles mortes – Prévert/Kosma)
Guitarras acústicas y
coros asesinos
y una batería en un prado yermo.
Suena el dolor,
entre las hojas muertas y
los suelos dorados
el feroz sonido de sus
cuchillos,
los susurros de sus vibraciones nocturnas.
Apagar las luces puede ayudar
a calmar,
a descartar el propósito,
a olvidar el miedo a la
intemperie.
No quiero saber qué piensas,
no sé si esto es para ti:
hay niebla en los
signos,
la revelación se marchó
y antes no pude hablar con ella.
Así suena el dolor,
recogiendo a paladas
todas las hojas del otoño,
recogiendo a paladas
la vida que pilotamos a
ciegas,
el hogar que con tanto atrevimiento
construimos para otros.
Lo que nos sostiene –tú ya lo
sabes–
no son sus ladrillos ni
sus cristales.
Otros serán quienes proseguirán.
febrero,
2021
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