de
verdad. Ya sabes, siempre otros.
También
porque el teléfono era aún más distancia.
Sigo
vivo porque no tengo con qué pagar
mis
excesos –dijiste–.
Te pedí
que no desistieras,
te hablé sobre la puta mala suerte,
pero yo
sabía que eran palabras,
frases
hechas, mentiras sin sentido,
tenías que partir, esta vez para siempre.
tenías que partir, esta vez para siempre.
Estuve ya muy cerca
y no parecía tan malo.El cuerpo exánime que ahora observo
–los
zapatos brillantes e impolutos,
la
inmaculada y, tras la donación,
algo holgada indumentaria, la súbita paz
algo holgada indumentaria, la súbita paz
de esa materia
que una vez fue ardor–
va
deshaciendo aún más aquel mundo
que entonces compartimos.
Y ahora que
aquel parque ya no existe
y no
sabemos a dónde se fueron
aquellos años lúcidos de patrulla y parterre,
más real
que tu ausencia,
tu mirada
azul aún nos sonríe.
Para nuestros mejores o peores demonios,
Fernando,
hoy vuelan más alto los pájaros.Es absurdo pensar
que esto
pueda ser nuestra despedida.
abril,
2015
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