sábado, febrero 04, 2012

De meteorologías y ascensores


Saber únicamente de calles, poetas y ciudades,
morar entre incandescentes estatuas,
hablar del tiempo por venir, acaso
como una excusa de meteorología y ascensor,
regresar a las horas de un Cohen
a finales de su confeso diciembre,
aprender a tragar a pequeños sorbos
la inmundicia que insiste en conocernos;
sabernos de un día que no llegó,
de una casa de nadie y una boca inasible,
de la tesis de los tubos catódicos
y los ciegos guiando a los videntes.
Tareas absurdas,
excusas para seguir horadando el vacío
mientras despiertas y saludas
injustificadamente a la realidad,
al mudo resplandor
de la cara oculta de la pantalla
y al impulso de las sílabas huérfanas.


febrero 4, 2012

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