martes, enero 10, 2012

Nocturno

.
Trajina con el viento en la ventana el agua.
La luz de la noche persigue sombras
movedizas por el techado.
Sobre el cristal
las gotas dibujan meditaciones.

Desde la cama observo esa danza agitada
—mañana será resaca, volver
a la temida hora de no saberte—.

Una vez más
los inviernos, implacables, nos traen
a la memoria otras ventanas,
otros dibujos de las mismas gotas,
estratos que acaban siendo más tú
que la banalidad que ahora nos refleja.

Eran otras las penumbras de entonces
—más frías, más humildes—,
otras las fuerzas que nos atraían
a pesar de la lluvia y los cristales.

En la inercia de nuestra derrota contra el tiempo
definitivamente
nada parece ya para nosotros.

enero 2, 2012

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