Hablaban de
sus cosas.
Caballos en desbandada, cañón sin salida,
hablaban del
lado más oscuro del pasado:
cuánto se
hicieron, cuánto se evitaron,
los
reproches, el rencor que transita
oculto por esos caminos.
oculto por esos caminos.
Hablaban
también de un futuro
tan incierto
como imposible
—reformar su
vivienda, por ejemplo—.
En una
tregua descubrieron
el vuelo de
las gaviotas hacia poniente,
el modo en
que el silencio precede
a la caída
de la tarde.
Como si la decisión
de existir no importase,
pensaron en voz
alta en el suicidio,
el
antecedente no consumado,
la tentación
de libertad junto al abismo.
Rendidos ante lo inevitable, derrotados,
a modo de despedida hablaban de
la muerte:
la forma en
que el dolor
cede ante el
vacío, la nada.
¿Por qué no
te suicidas de una vez
y nos dejas
tranquilos?
enero 2020
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