¿Hay alguien ahí? —decía aquel
póster—.
¿Qué distancia necesitaríamos
para ocultarnos?
para ocultarnos?
Tus dedos simulaban apuntarme
con una pistola. La otra mano,
en tu sien, articulaba un gesto parecido.
¿Moriremos aquí, homicidio y
suicidio,
vulgares intérpretes de esa escena
tantas veces vista en los noticiarios?
tantas veces vista en los noticiarios?
¿O la mano en tu sien tal vez
pretende refrendar sólo la decisión
de no soportar esto
más?
Dispara,
pero, por favor, que tu tiro sea
certero,
apunta justo entre los ojos
o al centro del corazón,
no quiero ser testigo de despedida
alguna,
o de un mañana sin mañana.
No preguntes por mi verdad,
hay estos mundos y los contrarios,
ninguno es cierto,
nuestras sombras no se abrazarán,
no habrá espejo ciego que las contenga.
Dispara ya,
pero que tu bala sea certera,
tan certera
como todo el dolor que nos
causamos.
mayo 2,
2020
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