Un cielo que
se rompe, sus pedazos
cayendo
como
cadáveres que no nos salvan
de esta oscuridad
crónica.
Olvidados
los árboles,
no pudimos esquivar los disparos de las palabras dichas,
no pudimos vencer a nuestro propio olvido.
no pudimos vencer a nuestro propio olvido.
Dijimos
demasiado.
Pero ahora
conozco la receta,
el remedio contra
el dolor:
no echar de menos fríos que no saben de ti,
ser
invisible,
dar espacio al silencio,
no saber más de nuevas penas,
no saber más de nuevas penas,
de pájaros que olvidaron volar,
de poemas
que duelen como un solo
de Hendrix
o una
canción de Julien Baker
con los Asesinos de Estrellas
con los Asesinos de Estrellas
en esta noche
de domingo.
septiembre, 2018
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