The Only Thing Worth Fighting For – Lera Lynn
Cierro los ojos. Todo sigue ahí:
el verano transcurriendo despacio
flotando en un mar de azafrán y
sueño;
ella, riendo, en la puerta de su
casa;
aquel modo de sentir, aquella
lluvia dócil;
el lugar donde las aves azules
trazaban el borde de la intemperie;
nuestros brazos —que en la
memoria
no tiemblan— estrechándonos furiosos.
Todo en su sitio.
¿Acaso no hubo una luz?
Sobre un mantel de estampados
chinescos
el aire se tiñe de humo cada domingo.
Decir “cariño” fue un eco engañoso
que aprendimos a repetir.
Tal y como vino se fue.
Un fantasma comparte ahora nuestra mesa.
Quedan las palabras no dichas,
una tumba sin nombres ni epitafio
sobre un azul que antes era el lugar
cercano a todo.
No vale la pena —me dices—.
Aun así, —respondo—
te propongo, cariño,
que antes de que olvidemos nuestros nombres
escribamos sobre nuestro mantel,
como ahora yo intento,
unas pocas palabras de despedida.
Dios sigue jugando a los dados.
Todo, finalmente, en su sitio.
abril 6,
2025